Cabré pintaba desde el Caracas Country Club

Cabré pintaba desde el Caracas Country Club

Manuel Cabré dedicó su vida a pintar un valle enmarcado por una montaña: El Valle de Caracas y su Ávila, uno que por décadas usó de temática para hoy ser llamado, “El Pintor del Ávila

Para profundizar sobre la inspiración y obra del maestro Manuel Cabré (25 enero de 1890, Barcelona, España), uno de los paisajistas más destacados, conocido como el pintor del Ávila, nos apoyamos en el trabajo de la biografía como método de investigación y análisis Biográficos sobre el libro de Juan Calzadilla de la Universidad Central de Venezuela acerca de la vida de Manuel Cabré, donde pudimos observar que gran parte de sus obras fueron producidas desde la cancha de golf del Caracas Country Club.

Por su parte, Juan Calzadilla (Altagracia de Orituco, 1931), quien es sin duda alguna una de las voces fundamentales de la moderna poesía venezolana, publica un libro sobre Manuel Cabré en el 1980, titulado Cabré, cuando el pintor contaba con noventa años de vida, publicado por Armitano Editores en Caracas a manera de homenaje al artista, en cuya introducción su autor ratifica que, además de mostrar su obra completa, en ella se desarrolla una biografía, donde Calzadilla comenta, “En general Cabré es parcialmente conocido a través de su obra más divulgada en los últimos años y la cual trata casi exclusivamente el tema del valle de Caracas.” En ella el autor muestra un contenido donde la obra de Cabré se divide en etapas según su estilo pictórico, y por ende, a la situación por la cual pasaba en esos momentos.

1ra Etapa; comprende años 1906-1913 llamada por Calzadilla Época académica, donde el joven Cabré muestra en su pintura la influencia de su maestro de la academia, Antonio Herrera Toro.

Época Azul; cubre 1913-1920 con 119 obras, donde Calzadilla compara la pintura de Cabré con la época azul de Armando Reverón, y donde se presentan los primeros acercamientos de Cabré al paisaje del valle de Caracas, el cerro del Ávila, y para el autor, fue un momento decisivo para la pintura del artista, su última etapa de aprendizaje y formación, para luego liberarse de sus conocimientos y ponerlos en práctica en su período francés.

Etapa Francesa; 1920-1931 se habla de los cambios de su pintura, las influencias que ha podido tener, los estilos, los temas pintados, la comparación con la obra de Cézanne, los cuadros del Ávila que pinta por encargo desde París.

Hacia una Síntesis; 1931-37, lo que según Calzadilla fue un reencuentro con si mismo, tuvo poca producción y notable influencia de su estadía en Francia.

La Plenitud; visión panorámica del valle de Caracas entre 1938-1945, considerado el momento verdaderamente importante de la obra de Cabré con una extraordinaria producción, donde el artista define su estilo, con un Ávila panorámico y con un plano de árboles delante.

Paisajes Andinos; 1942-1943 trata de Cabré y su viaje a los Andes.

El Ávila; tema central entre 1945-1965, descrito por Calzadilla como una construcción arquitectónica, con una composición piramidal que lleva como elemento central el Ávila, y en cuya época el maestro profundiza sus sentimientos por este cerro, justamente en años en que Cabré realiza una serie de paisajes importantes del Ávila desde el Caracas Country Club, y de la Silla de Caracas desde la Urbina, cuando Calzadilla plantea el hecho de hallarse en una época de cambios y de transformaciones, donde la ciudad sigue un curso inevitable de crecimiento que Cabré se niega a representar, pintando lo que siente en vez de lo que ve.

Última Etapa; (1965-1979) en lo que Calzadilla llama “estructuración interna de las formas volumétricas,” comentando su riqueza cromática y el Ávila como motivo recurrente en su obra.

Caracas Country Club como inspiración

En 1947 obtiene el Premio John Boulton en el VIII Salón Oficial Anual del arte venezolano con su obra: Paisaje del Country Club. Su éxito se ve reflejado en la prensa de la época, señalando El Universal en su columna “Postigo”, Una nueva exposición de Manuel Cabré, 30 de noviembre de 1947, donde se le rindió tributo por las pinturas presentadas. Igual pasó con periódico El País del 30 de noviembre de 1947, con artículo titulado Manuel Cabré. Pintor del Ávila por R. Olivares Figueroa, destacando su excelente dominio de la técnica, entre otros. En 1948 se muere su hermano José Simón, y ante la necesidad de encargarse de los hijos del hermano, se dedica a pintar desde muchos ángulos el Ávila teniendo como lugar de observación el Caracas Country Club de nuevo. Para 1949 obtiene el Premio Antonio Edmundo Monsanto, por participación en el VII Salón Michelena del Ateneo de Valencia y consigue el Premio del Salón Planchart con Paisaje de la Campiña, uniendo los paisajes del Country Club a los de la Campiña, de donde salieron muchas obras.

En 1950 sigue con sus paisajes desde el Country Club, como las vistas desde Blandín. Obtiene el Premio Nacional de Pintura en 1951 en el XII Salón Oficial del arte venezolano. Para 1954 el Ávila desde el este de Caracas le brinda otra perspectiva a su pintura, entre otras cosas porque el oeste se poblaba con mayor rapidez que el este, por tanto, era mucho más tranquilo pintar en haciendas y campos abiertos, que en sitios donde la gente se pudiera parar a contemplar al maestro en pleno trabajo, y Cabré era un poco tímido, prefería no ser molestado, elegía la paz y la quietud que le ofrecían los campos abiertos del Caracas Country Club, en vez de la multitud y el bullicio de otros parajes. En 1957 consigue el Premio Popular del Salón Planchart por votación de los asistentes, en época en que pinta muchos paisajes desde el Country Club, entendiendo que ya Cabré es una persona mayor, y a pesar de su buena salud y lo mucho que le gusta caminar, le costaba mucho trasladarse a sitios lejanos para pintar, y viviendo en la Campiña, le era más sencillo buscar paisajes más cerca, y cuando las vistas se volvían más difíciles, por la creciente urbanización, en cambio los campos abiertos del Country Club ofrecían mayor tranquilidad para observar la montaña y mejores perspectivas para apreciar del paisaje.

El 30 de enero de 1965 Manuel Cabré es honrado con la Orden Andrés Bello en su 1ra Clase, y para la fecha continúa pintando el Ávila desde el Country Club, salvo uno que otro cuadro que pinta por medio de fotos, a partir de una especie de ‘viewmaster’ que el mismo construyó para ver fotos en tercera dimensión, para pintar paisajes en base a las fotos y a su memoria. A partir de los 70’s, ya con 80 años, se dedica a pintar en la paz de su hogar, y comentó Cabré a Álvaro Páez Pumar, en una de sus pocas entrevistas, “esto es una cosa fea, esto prueba que el Valle de Caracas creció sin ningún plan, como Dios quiera y que tuvo una gran importancia el valor de la tierra, eso es todo. Caracas ha debido ser una ciudad muy bien planeada por un artista, por un arquitecto-artista, hubiera sido una ciudad preciosa.” Cabré muere el 26 de febrero de 1984, sus restos fueron cubiertos con la Bandera Nacional, velados en la Funeraria Vallés y luego en la Galería de Arte Nacional.

La pintura fue el eje primordial en la vida de este gran artista, la búsqueda constante de la luz, los colores, la forma, la imagen que buscaba representar. Todo giraba en torno a esto, su familia era la pintura, sus amigos convergían en el medio. Su herencia son varios centenares de obras que representan no sólo al artista, sino que también nos describen como país, formando parte de la historia de Venezuela. Sus pinturas consagran su apariencia, sus formas y su luz, mostrando la desnudez de un paisaje que se volvió ciudad. Cabré amó con verdadera honestidad este paisaje en toda su extensión, amó la ciudad que le vio crecer más que aquella que le vio nacer. “Así como Cabré hizo del Ávila el motivo de su pintura, Juan Calzadilla hizo de Caracas el centro de su poesía,” manifestó Rafael Arráiz Lucca en su blog el 5 de mayo del 2010.

Bibliografía Histórica:

 
 
Share This