Un niño indígena que vive en Petare rompe los estereotipos del golf en Venezuela

Un niño indígena que vive en Petare rompe los estereotipos del golf en Venezuela

Un niño indígena de 17 años y de extracción humilde, al que consideran un prodigio, está rompiendo los estereotipos del golf en Venezuela, un país donde el grueso de la población considera a este deporte como una disciplina reservada a las élites.

Amauriel Fernández, un muchacho de un barrio pobre cercano a Petare, el barrio más grande de América Latina, se ha elevado como la carta de presentación de la nueva generación de golfistas venezolanos, pese a no ser aún mayor de edad y llevar menos de 5 años jugando al golf.

“Nunca pensé que el golf se convertiría en mi deporte favorito, pero lo es”, dijo Fernández a Efe tras ser presentado de forma oficial como uno de los dos jóvenes del equipo masculino venezolano que participará en los II Juegos Sudamericanos de la Juventud.

Será la primera vez que el golf forme parte de esa competición, que busca que los deportistas del sur de América lleguen con ritmo a los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018.

“Estoy muy feliz por representar a mi país”, añadió el golfista.

Fernández conoció la disciplina cuando un club social cercano a su barrio inició un proyecto para acercar a los más desposeídos a deportes como el golf y el tenis, de escasa penetración entre los venezolanos.

De acuerdo con Carlos Soucy, presidente del Izcaragua Country Club, donde nació el proyecto, 26 niños recibieron hace menos de 5 años una beca para desarrollarse en el golf y el tenis, los deportes que predominan en esta institución.

“Nosotros tratamos de inculcar valores, de crear ciudadanos”, dijo Soucy a Efe, sin ocultar su “gran orgullo” por haber formado parte del desarrollo de un deportista con talla de selección. “Las palabras no me salen”, agregó.

Amauriel Fernández ganó notoriedad a finales de 2016 cuando triunfó en la categoría Amateur del Abierto Sambil y se coló en el tercer lugar general de la cita del golf más importante del país petrolero.

El joven ha seguido los pasos de su ídolo, el golfista profesional venezolano Jhonattan Vegas, con el que comparte su origen humilde y quien también ganó como aficionado en este evento.

“Yo quiero ser profesional del golf, quiero seguir los pasos de Jhonattan Vegas porque lo admiro. Cuando gané el Abierto Sambil me felicitó”, dijo Fernández conmovido.

Fernández pertenece a la etnia wayúu, que dominó la Península de la Guajira, entre Colombia y Venezuela, antes de la conquista de América.

No queda claro cómo ni por qué su familia abandonó la tierra de sus antepasados para instalarse cerca de Caracas, la capital de la nación.

Con todo, el director técnico de la selección de golf de Venezuela, Rodulfo Alvarado, dijo a Efe que hay contactos con la familia de Fernández para que permitan que el joven opte por una beca universitaria en Estados Unidos antes de dar el salto al golf profesional, y que siga, nuevamente, los pasos de Jhonattan Vegas.

“Su evolución natural es saltar al golf universitario de los Estados Unidos”, señaló, aunque reconoció que esta ruta debe contar con el apoyo de la familia del joven y de la federación venezolana.

Alvarado, además, dijo que Fernández es un “mago” en el juego corto y tiene una “fortaleza mental” que le permite “superar obstáculos” cuando ha cometido errores que le relegan en la tabla de posiciones.

Este viernes en Santiago de Chile los II Juegos Sudamericanos de la Juventud levantan el telón y Fernández tendrá una oportunidad de oro para demostrar que puede soportar la presión, competir al más alto nivel y ayudar a popularizar en Venezuela un deporte que cuenta con un solo campo público, en un país que rechazó la disciplina y que atraviesa una galopante crisis económica.

La Federación Venezolana de Golf (FVG) estima que Fernádez tiene el potencial para subir al podio, e incluso pelear la presea dorada con los representantes de Argentina, Colombia y Chile.

Pero un fallo no será visto como un desastre, porque Fernández está siendo preparado para que compita a tope de condiciones en los Juegos Olímpicos de 2028.

Y para ese entonces la FVG espera que el joven tenga varios jugadores de recambio salidos de entre los venezolanos más pobres.

“Es que el golf está fuera de las élites, simplemente que las élites lo apoyan”, sentenció al respecto el director técnico de la selección venezolana.

 

Fuente: El Estimulo

 
 
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