La otra cara del golf: el jugador que vivió la catástrofe de un huracán y el que fue reprimido en Venezuela

La otra cara del golf: el jugador que vivió la catástrofe de un huracán y el que fue reprimido en Venezuela

SANTIAGO DE CHILE.- No solo se trata de golf, sino de la realidad que traen de sus países. El Latin America Amateur Championship reúne a 105 golfistas de 29 países de América Latina. Y en algunos casos, la búsqueda de un objetivo deportivo -aquí, clasificarse al Masters- ayuda a olvidarse por momentos del drama que atravesaron recientemente en su tierra. El 20 de septiembre pasado, Erick Morales vivió el shock del huracán María en Puerto Rico, mientras que Ernesto Martínez sintió en carne propia la represión del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.

«No habíamos pasado por algo así en Puerto Rico en casi 100 años», asegura Morales, que relata: «Las prioridades cambiaron: en vez de jugar al golf y continuar con nuestra vida normal nos empezamos a enfocar en cómo hacer más por nuestro país. Nos pasábamos el tiempo tratando de encontrar donaciones para la gente y yendo a lugares donde realmente necesitaban ayuda», dice el jugador de 34 años, y continúa: «Hicimos un par de viajes al interior de la isla, la parte más devastada y en donde la gente prácticamente no tenía casas. Entrabas en esos lugares y había familias enteras, diez o doce viviendo en una única habitación o ni siquiera eso. Les llevábamos agua y un poco de comida; era muy, muy triste. Triste pero gratificante a la vez».

Con varios árboles caídos sobre las canchas, el golf fue apenas un sector afectado en medio de la tragedia: «Fue muy, muy duro, y todavía hoy hay gente sin electricidad. Estaba viendo las noticias ayer y hay gente viviendo en gimnasios o en carpas. Se ve a niños viviendo así, te rompe el corazón». Morales da un pronóstico desalentador para su país a nivel climático: «El problema es que en un par de meses vuelve la temporada de huracanes. Como está caliente el clima y el agua, los huracanes van a seguir viniendo. Es solo cuestión de si nos van a impactar o no. Es algo que nos debe preocupar, pero a la vez nos venimos fortaleciendo y estaremos, no sé si listos, pero más informados de las circunstancias que podrían darse si enfrentáramos otra catástrofe como ésta».

«Nos preguntábamos: ¿cuándo va a parar esto? Se veían árboles y techos volando, parecía una película donde los tornados vienen y ves todo por el aire» (Morales)

Morales, que no pudo superar el corte del LAAC, estaba en su casa con unos amigos aquel día fatídico, cuando el huracán comenzó alrededor de las 3 de la mañana. El viento soplaba cada vez más fuerte y dos horas más se desató lo peor, lo más parecido a un rugido. «Para las 11 de la mañana nos preguntábamos: ¿cuándo va a parar esto? Se veían árboles y techos volando, parecía una película donde los tornados vienen y ves todo por el aire».

La prioridad en Puerto Rico es restablecer el servicio eléctrico, porque un 30% de la gente sigue sin luz. Pese a que este dato es objetivamente negativo, despierta en Morales un mensaje esperanzador: «Hacía mucho tiempo que no veía a los chicos jugando en la calle y andando en bicicleta. En la actualidad están todo el día con algún dispositivo electrónico en sus manos, pero sin electricidad no hay Internet. Y en mi país, después del huracán, los chicos empezaron a jugar en la calle como solían hacerlo hace muchos años atrás. Pienso que así debería ser: que jueguen juntos, se caigan, se levanten, lloren. Fueron cosas positivas dentro de la catástrofe, al igual que unos ayudando a los otros, todos dando una mano a los necesitados. Pude conocer a mis vecinos que no conocía y eso que hace un año que vivo en esa casa».

Ernesto Martínez, de 37 años y que también se despidió del LAAC luego de 36 hoyos, vive las turbulencias políticas del régimen de Maduro: «El año pasado estábamos protestando contra nuestro gobierno actual y en una de esas protestas, la policía trató de controlarlos. Se nos acercaron bastante y me dispararon en el codo. Tengo que estar agradecido antes que nada por estar vivo. Y luego porque pude seguir jugando al golf, que es una de mis mayores preocupaciones».

«Me dispararon en el codo durante la manifestación; antes que nada tengo que estar agradecido de estar vivo» (Martínez)

Esa bala que provino de la Guardia Nacional Bolivariana puso en jaque la carrera deportiva de Martínez, que busca asomar dentro de un contexto político muy desfavorable: «Vivo en Caracas y es bastante difícil porque a medida que pasan los días nos tenemos que acostumbrar a una nueva realidad. Lo bueno y lo bello del golf es cuando tenemos una buena posibilidad de viajar, como venir a este evento en Chile. Nos damos cuenta de cuán bien vive la gente afuera de mi país y nos da la energía adicional para luchar por esas cosas, además de aprovechar estas oportunidades».

 

Fuente: Gastón Saiz – La Nación – Foto: Enrique Berardi / LAAC

 
 
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