En golf como en la vida, las acciones definen nuestro nivel de juego

En golf como en la vida, las acciones definen nuestro nivel de juego

Ser o no ser. Escribir o no escribir. Callar o hablar. Hacer swing o no hacerlo. Hacer el trabajo o quedarme pensando. Golf o Patria. Trabajo o lucha. Sacrificio o placer. Deber o relajar. Vida o muerte. Éstas y muchas otras preguntas nos hacemos a diario con la actual situación que vivimos en Venezuela, y, ¿cuál será la respuesta correcta?

Si nos vamos al deber ser, hemos aprendido de nuestros precursores y libertadores que la patria está primero, de lo contrario no hubieran dado la vida por ello. Pero si observamos el cómo, podemos aprender distintas maneras de pelear por la patria, sin desmérito de ninguna y sin existir comparación alguna, como existen distintas maneras de llegar a green y como no hay un swing igual a otro, donde lo importante es la dirección y los resultados, siempre respetando los principios y valores que le dan fuerza a esta disciplina deportiva y Olímpica llamada Golf.

En nuestra independencia muchos lucharon en los campos de batalla, otros combatieron escribiendo, haciendo diplomacia o financiando a los patriotas, pero también cuentan muchos otros que no necesariamente salen en la historia, pero que se sabe tuvieron un papel relevante y determinante, no sólo por la pasión que le pusieron a su rol en la lucha, sino por que lo hicieron sin esperar nada a cambio o buscar un interés privado que no fuera el bien común o la libertad de todos, caso de otros profesionales, donde estuvieron médicos, ingenieros, abogados, pero donde también estaban enfermeras, secretarias, técnicos, mandaderos, y cocineros, por sólo mencionar algunos.

Lo importante en estos casos es justamente que todos están luchando por una misma causa, por los mismos principios y las mismas metas, y todos están claros de lo que buscan evitar y/o cambiar, ya que nadie le gusta vivir a la discreción del otro, más si éste pretende sus propios beneficios y su propuesta se basa en la falsedad, en la mentira y en la esclavitud de la mente. En el golf como en la vida, la libertad es elemental para el mejor desempeño y para los mejores resultados, de allí deriva la importancia de ser verdadero, de buscar que las palabras se transformen en acciones y que no queden en el aire, de refundar los valores que forman parte del Golf como deporte y filosofía de vida.

Si observamos lo que nos enseña la historia del golf y su influencia en tiempos de conflicto, podemos destacar a título de ejemplo lo que pasó durante la I Guerra Mundial (Ver artículo: 1917: Año que cambió el mundo), cuando el golf se vio afectado en primera instancia, pero rápidamente se dieron cuenta que no sólo era importante como deporte para ejercitar a todos los segmentos y recuperar los que regresaron de la guerra, sino que fue junto al béisbol los únicos dos deportes permitidos en tiempos de guerra, el primero por ser el juego nacional y el segundo por ser el deporte de la nación, con fines re-habilitantes, comunicacionales o sociales, en esa época también cumpliendo roles fraternales con los iguales británicos, generando incluso fondos pro-fondos de la guerra convertidos en ambulancias, clínicas y exhibiciones benéficas, quedando claro que el Golf cumplió con creces como deporte con su país y con el sus practicantes.

Pues resulta que algunos personajes del golf nacional criticaron dura y abiertamente por los medios sociales la presencia de la revista Fairway en el Masters de Augusta National, donde orgullosamente apoyábamos la labor del héroe del golf nacional Jhonattan Vegas en la segunda presentación del primer major de la temporada, importante evento de proyección mundial distinguido por sus tradiciones y su ejemplo en la búsqueda de la excelencia, al cual estábamos asistiendo como medio acreditado por tercer año seguido por nuestros propios méritos y medios, cumpliendo un responsable deber como el único medio especializado latinoamericano impreso y estrenando el nuevo Media Center, una obra de arte en la producción y reportaje del golf.

Peor aún, estos personajes tuvieron la osadía de objetar este año que nuestro presidente de la FVG estuviera presente en Augusta National con motivo del Masters, haciendo “turismo en Augusta con el dinero de los afiliados” cuando “hoy luchamos por la libertad del país,” quien no sólo viene representando a su país en una labor ininterrumpida de 45 años asistiendo a Augusta National, sino que lo viene haciendo con honestidad e indiscutible seriedad, una que lo llevó a conocer en una primera etapa al mismo co-creador de Augusta National Cliff Roberts, con historias y episodios de respeto y autoridad que lo ha llevado a conocer figuras icónicas como la de Arnold Palmer y la del mismo Jack Nicklaus, donde no hay alguna autoridad del golf mundial que hoy no conozca con elogios a Freddy Alcántara, quien ha sido largamente reconocido por la creación de la ‘Copa Simón Bolívar,’ como destacado por haber sido el presidente más joven que haya tenido la federación, ascendiendo a tal posición con claros méritos propios y suficientes credenciales de más de un lustro que lo identifican internacionalmente.

¿Significa esto que Jhonattan Vegas no debería estar compitiendo en el golf en el PGA TOUR en los actuales momentos para realmente pelear por su país, o que los gigantes del salón de la fama del béisbol grandes Ligas Miguel Cabrera y Félix Hernández no deberían estar jugando para el Detroit o para Seattle para apoyar la lucha por la libertad en Venezuela, o que Édgar Ramírez se deje de una vez por todas de hacer películas, cuando debería estar mano a mano con los jóvenes devolviendo el lacrimógeno como ejemplarmente protagoniza en el cine de acción de Hollywood? O para no ir más lejos, significa esto que las estrellas nacientes del golf nacional, y producto de la Fundación Izcaragua Amauriel Fernández y Eduard Colmenares, deben dejar de soñar con el golf como modo de vida y de lograr una educación gracias a esta disciplina?

Pues definitivamente pienso que no, porque cada uno de estos atletas o figuras venezolanas de proyección mundial están haciendo patria, cada uno dando el mejor ejemplo y haciendo lo mejor en sus respectivas arenas, dejando su propia huella, rebasando con éxito las fronteras de sus respectivos roles, cada uno con su propia cualidades y su propio escenario donde dejar su mejor testimonio, cada uno haciendo historia en sus respectivos niveles y en sus respectivos desempeños, porque cada uno tiene su propia voz para hacerse notar y para hacer el correcto y conveniente ruido a favor de su país, porque cada uno tiene su propia autoridad para hacerse notar y para generar la verdadera matriz de opinión tan necesaria para el país, que peor sería lo contrario, que aquel teniendo esa gran plataforma o esa capacidad no la usara, la usara a medias o la usara mal. Eso es el golf y es la vida.

Luego en momentos que nos peleamos por la libertad de nuestra patria, cada quien a su manera y según su capacidad, resulta que también nos debatimos por el futuro de nuestra federación y la del Golf en Venezuela, evidenciado, entre otras cosas, por el uso irrespetuoso del lenguaje arriba manifestado, dejando ver con sus acciones quiénes son y qué pretenden, y lo que es peor aún, actuando ajenamente a los valores que le son vitales para la existencia de esta gran disciplina deportiva, usando nombres sin consultar y basando sus promesas en falsedades, desconociendo las tradiciones que le son propias al golf, desprestigiando las personalidades que han hecho parte de la historia del golf venezolano, y promoviendo un actuar totalmente irregular y nunca visto antes visto, ni aquí, ni en Latinoamérica, ni en ninguna otra parte del mundo, buscando el camino rápido, evadiendo las normas establecidas, y haciendo caso omiso a los logros de las generaciones que le han precedido.

Para Fairway, con más de 22 años reportando y promoviendo este deporte en Venezuela, no es necesariamente por dinero que hacemos las cosas, porque hace tiempo dejó de ser una unidad generadora de ingresos, donde aunque sólo ha producido egresos en al menos la última década, es la misma inspiración de la disciplina deportiva, el mismo amor al golf y el apoyo de nuestros socios, lo que ha permitido que sigamos adelante, como muy bien hicimos durante el paro nacional en el pasado, saliendo ininterrumpidamente en forma impresa y digital, y si las condiciones y las circunstancias no nos permiten seguir imprimiendo, téngalo por seguro que lo seguiremos escribiendo, lo seguiremos promoviendo, y particularmente seguiremos destacando sus cualidades y capacidades de vida social, competitiva y humana. Seguiremos enseñando el camino correcto, seguiremos buscando la justicia y la imparcialidad en nuestro actuar, ya que sólo así seremos verdaderamente responsables con nuestros lectores, seguidores y patrocinantes, atendiendo a una trayectoria como amantes del golf que creemos ser.

Luego, ¿porqué dejar en manos de aficionados el rol de profesionales de oficio? Qué razones pueden sustentar la elección de un jugador de segunda categoría para jugar el mejor nivel del mundo? O, ¿queremos repetir la “hazaña” del primer esquiador venezolano en competir mundialmente y sin experiencia en la nieve? Estoy seguro que no, justamente el país y la disciplina nos pide otra cosa, construir en lugar de destruir, unir en lugar de separar. Nos clama trabajar juntos por un objetivo común, que no puede ser otro que el Golf en Venezuela, que no puede ser otro que seguir dejando el nombre del país y los colores de la bandera muy en alto, por de eso se trata, y eso lo hizo Jhonattan Vegas compitiendo este año en el MASTERS, dándolo todo, como también lo hizo el señor Alcántara una vez más y con fondos propios, y como también lo seguirá haciendo Dios quiera la revista Fairway, humildemente cumpliendo un rol con orgullo y profesionalismo, así como haciendo patria y haciendo deporte. Si se puede.

 
 
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