Alados de Blandín

Alados de Blandín

No todo lo que vuela en el Caracas Country Club son pelotas de golf, también hay Aves que conviven y disfrutan a diario de esta disciplina, porque este deporte es promotor respetuoso del ambiente y sus habitantes

Las Aves de Blandín son muy particulares por muchas razones. Caribeñas por naturaleza, les gusta la música y el tambor, les atrae el aroma del café y la flor de flamboyán, pero más importante que todo, tienen de jardín al histórico y emblemático cerro del Ávila, donde conviven una extensa cantidad y variedad de muchas especies de aves y otros animales, donde abundan las aventuras y los alimentos más exóticos, atractivos y apetitosos, pero donde también se esconden todo un mundo de trampas y peligros, la mayoría desconocidos, todos propios de un mundo salvaje y sin la “huella” del hombre.

Los alados de la Hacienda Blandín son oriundos de la Colonia, establecidos a principios del Siglo XX con la llegada de sus nuevos compradores en 1929, aunque provienen de la Cordillera de la Costa donde coexisten unas 500 especies de bípedos, pero estas aves no conocen fronteras, hay las que residen alrededor de sus fairways, las que vienen a temperar a orillas de la quebrada de Chacaíto, y las que migran de un lado a otro, que vienen de otras latitudes o del mismo Valle de Caracas, disfrutando paseos y encuentros con las Aves del Valle Arriba, de Lagunita, o de Izcaragua, y de cuando en vez, también vienen las del Junko, Caraballeda, Los Anaucos, e incluso de Los Canales de Río Chico, y en temporada primaveral o para el Festival de Frutas, acuden las de Maracay y las de Carabobo, donde están las Aves de La Cumaca, Guataparo y San Luís…!

Sin embargo, los emplumados de Blandín son especialmente reconocidos porque son pioneros en el manejo del idioma del GOLF, todo comenzó muchas décadas atrás, gracias a los experimentados Loros, quienes rápidamente comenzaron a repetir las palabras más escuchadas, pero no fue nada fácil, porque una cosa es saber repetir lo que dicen los humanos golfistas, y otra es entender su significado, pero una vez que lo entendieron los primeros, el resto fue rápidamente difundido por generaciones entre las familias de Blandín, y entre las provenientes de otras canchas, aprendiendo tres palabras básicas; Birdie, con la que se identificaron de inmediato porque todos celebraban al mencionarla y las aves se alegraron de ver que las recibían con tanto afán; la otra es Fore, una vez que el primero salió golpeado y nunca más voló, entendieron que cuando gritaban eso era que había que huir a los lados y rezar que fuera el lado correcto; y la tercera palabra fue determinante, Águila, ya que lo tomaron como un acto de protección, entendiendo que avisaban que se acercaban los enemigos No.1 de todas las aves, en cuyo caso, había que salir volando a resguardarse en los jabillos, bien conocidos por sus robustas espinas.

Los pájaros fueron inicialmente atraídos por los prados del golf, abiertos y bien mantenidos jardines que dan paz y alegría a sus residentes alados, porque invitan a los vuelos ornamentales, les permite fácilmente divisar a sus depredadores naturales, generalmente rapiñas aladas, proveen las perfectos zonas para los encuentros amorosos, y hay todo tipo de alimento, desde flores con todo tipo de néctar, pasando por múltiples de insectos voladores o saltarines, pero también hay muchas frutas, favoreciendo la mayoría a los jugosos mangos, salvo los más grandes por supuesto, que son caníbales por naturaleza, siempre a la búsqueda de los más pequeños, los más descuidados, o los débiles.

En Blandín tenemos Aves de todos los tamaños, desde los más pequeños, destacando las conocidas reinitas por su nervioso aletear, los colibríes por su rápido visitar de flor en flor, o las elegantes golondrinas por su magistral volar atrapando alimento, quienes por cierto, tomaron por asalto el Hoyo 19 de los golfistas, haciéndola su propia Casa Club, donde habitan y pernoctan a discreción. Luego, están las de tamaño medio, donde figuran los asoleados canarios, los perfilados azulejos, los distinguidos arrendajos, los escuchados cristofués, los hacendosos carpinteros, las exploradoras paraulatas, las asediadas tortolitas, los amorosos periquitos, los polígamos conotos, siempre buscando los bucares para anidar cerca de los avisperos por protección, y sin olvidar a los utilitarios atrapamoscas, entre muchas más. Después están las grandes, comenzando por las unicolores palomas, pasando por todas as familias de loros, desde las coloridas y sonoras guacamayas hasta los carasucia, y finalmente no faltarán las rapiñas, gavilanes y águilas, depredadores de nacimiento, que son sin duda, los más respetados del parque.

Las Aves en el Caracas Country Club son la vida y los colores en movimiento de sus fairways y jardines, como también son productores de la orquesta natural que nos provee la naturaleza circundante, ofreciendo al mismo tiempo distracción y disfrute para la mente mientras jugamos, caminamos o trotamos, porque son vivos y audaces, alegres e inspirados, comparten y se dejan compartir, siempre y cuando respetemos su juego, su anidar y pasear, su apareo y aleteo, y su libre accesar.

Estos navegantes del aire han volado por la historia del Club, han formado parte de sus episodios, se han forjado con sus aullidos y graznidos de vida y muerte, han sido motivo e inspiración de innumerables pinturas y dibujos, de memorables melodías y poesías, como también han estado presentes y han sido protagonistas de múltiples conquistas dentro y fuera de la cancha, porque son unas aves especiales, son las Aves de Blandín..!!

Eduardo Pérez Paris
editor@fairway.com.ve

Publicado revista ENTRESOCIOS (CCC) edición No. 60 abril-mayo’14

 
 
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