Radiografía a uno de los grandes talentos jóvenes del golf español

Radiografía a uno de los grandes talentos jóvenes del golf español

El viaje empezó de una manera peculiar. Por llamarlo de alguna manera. La tarde antes de emprender la marcha los cacos entraron en el coche y le robaron (entre otras cosas) el trackman. La primera en la frente. Una horas después, al poco de comenzar la larga travesía que debía llevarnos a Almería, en el primer ‘pit stop’ que hicimos para recargar fuerzas, nos dimos cuenta de que teníamos una rueda pinchada. Bueeeeno. Definitivamente, no parecía el mejor de los augurios para empezar una aventura donde está en juego una parte de tu futuro profesional.

Ahí ya me di cuenta de que estaba ante una persona especial. Todo lo afrontó con tranquilidad, con calma, sin alterarse lo más mínimo y tratando siempre de ver lo positivo en cada situación. No se inmutó. De hecho, lo del trackman tardó en confesármelo. He tenido la suerte de llevar la bolsa a Adriá Arnaus en las semifinales y Final de la Escuela del European Tour y quería compartir con vosotros esa experiencia. No crean que hay tantas ocasiones en las que un jugador te impresiona tanto a las primeras de cambio.

Adriá Arnaus posa tras firmar la tarjeta de 61 golpes en Desert Springs

Han sido dos semanas de mucha presión, donde puedes sacar conclusiones sobre un jugador. Lo primero que os diré es que se trata de un chico con las ideas muy claras, muy organizado, que vive constantemente en el presente y muy preparado. De esto último me di cuenta muy pronto. Antes de partir hacia Almería (Dersert Springs) para disputar la PQ2 quedamos para jugar juntos 18 hoyos en Lumine para conocernos.

“Me gusta todos los campos”, me soltó a la primera

Allí vi mucha pureza. Tiene una cabeza muy buena y es un gran amante del golf. “Me gustan todos los campos”, me soltó a la primera. Ojalá no pierda nunca esa espontaneidad. No le oirás quejarse de greenes, por ejemplo, o perder el tiempo en asuntos ajenos al propio golf. Por ejemplo, jugó los 18 hoyos con la misma bola. Esto ya es muy difícil de ver en los profesionales, ya sea porque perciben un pequeño desperfecto o simplemente por superstición. Lo normal es que un jugador utilice entre cuatro y seis bolas por vuelta. Focaliza en lo importante.

También detecté en Lumine que es un jugador con muchísimos recursos, algo que corroboré luego en la Escuela. Ha trabajado en la Academia Every Ball Counts y ha aprendido a dominar su swing en función de la velocidad y el ángulo de ataque. Tiene muchas opciones para un mismo golpe. Ha entrenado hasta interiorizar la distancia que hace con cada palo, desde el 60 grados al hierro 4, cuando hace un swing completo, medio swing o tres cuartos. Así, para cada golpe tiene varias bolas distintas: puede hacer un golpe completo o uno recortado y utilizar varios palos para una misma distancia. Esto es de una riqueza brutal y no piensen que es moneda común en el Tour. Tiene un abanico de opciones sensacional que le ayuda sobre todo en jornadas de mucho viento. Es una ventaja que tiene él sobre otros muchos jugadores. Recursos.

Drives de 290 metros de vuelo

Lo de su distancia es tremendo… Le he visto pegar con regularidad drives de 290 metros de vuelo, y eso que no es su mejor palo, o maderas 5 de 250 y hierros 2 de 240. Una barbaridad. Pero hay una característica que impresiona aún más: es capaz de tener la misma velocidad de palo haciendo medio swing. Esto es tremendo. Por eso, a veces aunque tenga 30 kilómetros de viento en contra, es capaz de pegar el mismo palo que si no hubiera viento, porque pega un bola baja y lo hace con la misma velocidad de swing. Recuerdo un golpe en el recorrido Hills, en la Final de la Escuela: agarró un hierro 6 corto a 145 metros de la bandera y con 30 kilómetros de viento en contra. La bola salió a un metro del suelo y la dejó a tres de la bandera sin spin. “Esta bola no la coge ni el viento de Carnoustie”, me dijo entre risas. Doy fe. Fue un golpe estratosférico.

Adriá Arnaus posa con el trofeo de campeón de la gran final del Alps Tour en Italia

Tiene analizado lo que hace con cada palo según el swing que ejecute, pero hay más. Con los wedges (60, 55, 50 y 46), aún lo tiene trabajado más al milímetro y hablamos de ajustes a veces de dos pulgadas. Y lo clava. Esto le permite ser muy sólido. Aún me pregunto cómo pudo coger 18 greenes el segundo día de la Final de la Escuela en el Hills, con vendaval… Por no hablar de los 61 golpes que hizo en Desert Springs. Aquello fue una gozada…

Es cierto que quería coger la tarjeta del European Tour en la Final de la Escuela y que le dolió no poder conseguirlo, sobre todo por lo bien que jugó. Tiene golf para tener la tarjeta del European Tour muy tranquilamente, pero ahora su siguiente paso es el Challenge Tour. Si logra sentirse cómodo va a ser un gran trampolín para él. No tiene prisa, aunque le sabe mal no haber pasado la Escuela por cómo jugó.

Adriá Arnaus, radiografía a uno de los grandes talentos jóvenes del golf español

Además de su enorme potencial como jugador, Arnaus es un jugador simpático, habla con todo el mundo, positivo, se fija en todo, le gusta aprender… Me dejó impresionado como jugador e impresionadísimo como persona. Fue una experiencia muy bonita. No voy a hablar de lo que puede pasar en el futuro porque eso no lo sabe nadie, pero no he visto a ningún jugador joven convencional, ya saben, fuera de los mega genios, con más recursos y tanto poderío. Hay jugadores que llevan diez años en el Tour y no tienen lo que él.

Confío en que le vaya muy bien en el Challenge Tour y ojalá lo podamos ver pronto con los demás españoles en el European Tour. Me haría mucha ilusión por su capacidad como jugador y por su carácter. Disfruté muchísimo con él.

 

Fuente: Ten Golf – Fotos: © Alps Tour – © Desert Springs – © ALPS Tour

 
 
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